2. Fuimos creados seres espirituales Por la manera en que recibimos vida [«Sopló en su nariz aliento de vida, y el hombre llegó a ser un ser viviente» (Gn 2.7)] hallamos la relación especial que tenemos con Dios. Hágase el cuadro mental de una persona dándole respiración boca a boca a un ahogado. Considere lo íntimo de ese acto, la dependencia del que recibe el aliento, la relación de unión entre los dos. Allí está el secreto de la «vida» del hombre, ¡el aliento de Dios! Ese acto divino explica por
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